Corazones latiendo

sábado, 23 de septiembre de 2017

23.


23, un simple número.
23, un momento.
23, un instante.
23, un recuerdo.
23...


1095 días sin ti.
1095 días sin escucharte.
1095 días sin tu risa.
1095 días perdida.
1095 días...


36 meses de incertidumbre.
36 meses echándote de menos.
36 meses de cuenta hacía delante.
36 meses sin tenerte.
36 meses...



Tanto tiempo sin ti, tanto que decir, que no sé por donde empezar.
3 años, 36 meses, 1095 días.
Te fuiste y nos dejaste perdidos, nos dejaste con una lista de cosas de las cuales cumplir cada año en la que no estabas aquí. Una lista que completar, cuando la nuestra se quedó a la mitad.
Una lista que se quedó huérfana; como aquellos lugares a los que íbamos a visitar, gente que conocer.
Y sé que estás, de una manera totalmente diferente a la que quiero, porque la que quiero es la que me vale.
Volver a sentir tu risa en mi cuello, tus suspiros en mis meteduras de pata, tus abrazos amenizando un bajón y un mar de lágrimas.

Te quiero a ti, conmigo y ahora.
Te quiero conmigo.
Te quiero porque te necesito. 

Esas lágrimas que salen más tristes que nunca, porque no encuentran tus dedos para recogerlas o tu nariz para calmarlas.
Y es que...

Quiero escuchar de nuevo tu risa, era una maravilla lo que hacía tus cuerdas vocales. Era algo único.
Quiero escuchar de nuevo tu voz, o mejor dicho, mi nombre en tu voz; ese sonido era gloria, era paz, era calma. Era hogar.
Quiero escuchar de nuevo tus quejas. Las extraño.
Quiero escuchar de nuevo tus historias una vez más; la tortuga voladora, el casi piercing, tu primer beso. Nuestro primer beso.
Quiero escuchar de nuevo tus palabras de ánimo, esas que nos dabas hasta en tus momentos más duros. Mi pilar.
Quiero escuchar de nuevo tus te quiero, tus portazos, tus intentos de sustos, tus risas contagiosas siendo yo tan patosa, tus idas y venidas por el frigorífico. Te quiero.
Quiero escuchar de nuevo ese ruido que salía de tu garganta, cuando ibas a darme un abrazo inesperado. Tu olor.

Te echo tantísimo de menos.

Sé que nos perderemos y nos encontraremos. Cumple tu promesa.
Sé que nos quedan momentos que pasar. Cumple tu promesa.
Sé que al final del camino estarás. Cumple tu promesa.
Sé donde estarás al final del día. Cumple tu promesa.

Cumple tu promesa, porque sé donde encontrarte.

Pero no sé donde tengo que ir para abrazarte, ni donde ir para no olvidarme de tus gestos, de tu cara; pero sobre todo, no quiero olvidarme de tu risa y de tu voz. Eran mi hogar.
Pero me siento como si lo estuviera haciendo y no pudiera hacer nada para evitarlo.
En días como estos sabías como calmarme. Sabías cuando darme un abrazo en el momento adecuado, sabías que hacer conmigo cuando yo ni siquiera lo sabía. Lo sabías todo de mí, incluso cosas que yo desconocía.
¿Cómo lo hacías?



Siento que lees cada letra que te escribo,
que me das fuerzas cuando no
encuentro las mías propias.

Ya te queda menos, Sam.
Ya nos queda menos.